Cultivos
RECICLAND aporta soluciones prácticas para gestionar residuos en horticultura protegida
RECICLAND desarrolla y demuestra soluciones agronómicas para la gestión de residuos generados en la horticultura protegida, desde restos vegetales hasta plásticos agrícolas.
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El proyecto RECICLAND ha desarrollado y demostrado soluciones prácticas para la gestión de residuos generados en horticultura protegida.
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Las actividades han abordado tanto restos vegetales como residuos plásticos, combinando técnicas agronómicas, valorización y alternativas sostenibles.
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Su enfoque aplicado permite al sector avanzar hacia un modelo más circular y eficiente.
30.07.2025 - ACTUALIDAD
La horticultura intensiva genera cada vez mayores volúmenes de residuos, especialmente en zonas bajo plástico como el litoral andaluz. Su correcta gestión es clave para avanzar hacia una agricultura más sostenible, eficiente y adaptada al entorno. En este contexto, el proyecto RECICLAND aporta soluciones técnicas aplicables y transferibles para el manejo de residuos vegetales e inorgánicos.
La horticultura protegida ha consolidado su papel como motor económico en el litoral oriental andaluz. Sin embargo, también ha generado un incremento notable en los residuos agrarios. Su estacionalidad, volumen y complejidad normativa dificultan una gestión adecuada, especialmente en pequeñas explotaciones.
Con el objetivo de aportar soluciones prácticas y replicables, surge RECICLAND. Es un proyecto de transferencia tecnológica impulsado por la Junta de Andalucía y gestionado por el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA). La iniciativa cuenta con financiación del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER).
Formación aplicada y transferencia técnica
Desde sus inicios, RECICLAND ha apostado por un enfoque práctico centrado en la formación directa al sector hortícola. A través de jornadas, talleres y demostraciones técnicas, se ha compartido conocimiento aplicado sobre la gestión de residuos orgánicos e inorgánicos, con especial atención a las necesidades reales de las explotaciones.
Estas actividades no solo han acercado al agricultor técnicas validadas, sino que también han promovido una visión más circular del sistema productivo. El uso eficiente de recursos, la correcta segregación de materiales y la adopción de nuevas tecnologías han sido ejes clave en cada una de las acciones formativas desarrolladas.
Soluciones agronómicas para restos vegetales
Uno de los focos principales ha sido la gestión de los residuos vegetales generados al final de cada campaña. Se han demostrado prácticas como el picado e incorporación directa de los restos al suelo —tanto en cultivos sobre suelo como en enarenados—, así como métodos tradicionales como el uso de carillas o incluso la tracción animal para apartar la arena y facilitar la incorporación.
También se ha trabajado con técnicas como la biosolarización, que aprovecha la materia orgánica fresca como fumigante natural al ser descompuesta bajo láminas plásticas durante los meses cálidos. Estas prácticas permiten no solo gestionar residuos, sino también controlar patógenos de suelo y mejorar la estructura edáfica.
Otras soluciones demostradas han incluido el uso de restos de podas y destalles incorporados directamente durante el cultivo, así como la siembra e incorporación de abonos verdes. Especies como crotalaria, sorgo, mostaza o rábano se han empleado como biofumigantes de primavera, con resultados prometedores en términos de mejora de fertilidad y sanidad del suelo.
Valorización orgánica a través del compostaje
El proyecto ha destinado una parte importante de sus actividades a la transformación de residuos vegetales en compost. En La Mojonera se han desarrollado experiencias de compostaje tradicional, vermicompostaje y compostaje industrial, adaptando cada técnica a las características de los residuos generados y al contexto operativo de la finca.
Además, se ha trabajado en la producción de té de compost como fertilizante líquido, rico en compuestos bioactivos y microorganismos beneficiosos. Este producto complementa el uso del compost sólido, aportando nutrientes fácilmente disponibles y favoreciendo la actividad microbiana del suelo.
Los ensayos han incluido también una evaluación económica de los sistemas, con propuestas de instalaciones individuales y colectivas adaptadas a pequeñas y medianas explotaciones. La idea ha sido siempre ofrecer soluciones prácticas, de bajo coste y fácilmente integrables en el manejo habitual del agricultor.
Plásticos agrícolas: separación, acondicionado y reducción de volumen
En cuanto a los residuos inorgánicos, RECICLAND ha abordado su gestión desde la base, mostrando técnicas para su separación, limpieza y doblado antes del almacenamiento. El acondicionamiento adecuado es esencial para facilitar su recogida por gestores autorizados y evitar sanciones o acumulaciones incontroladas.
Una de las soluciones más eficaces ha sido el uso de prensas compactadoras, capaces de reducir significativamente el volumen de plásticos como acolchados, solarización o envases. Esta reducción permite optimizar el transporte y abaratar costes logísticos, haciendo viable su gestión incluso en pequeñas explotaciones.
Además, se ha demostrado el aprovechamiento de plásticos acondicionados como materia prima reciclada, con experiencias de transformación en productos útiles como tutores o protectores. Aunque esta línea ha sido menos visible en la web, complementa el objetivo de cerrar el ciclo de los residuos inorgánicos.
Innovaciones para reducir y sustituir insumos plásticos
El proyecto también ha ensayado alternativas al uso de plásticos convencionales, evaluando materiales biodegradables o compostables para rafias, acolchados y sistemas de entutorado. Se han realizado ensayos de campo con cultivos hortícolas que permiten valorar la durabilidad, funcionalidad y adaptabilidad agronómica de estos materiales.
Junto a estas pruebas, se han desarrollado prácticas para facilitar la reutilización de rafias plásticas durante varias campañas, reduciendo su generación sin comprometer el rendimiento del cultivo. Todo este conocimiento se ha trasladado al sector a través de fichas técnicas y una exposición permanente de materiales en el centro de demostración.
Residuos reutilizados para fomentar la biodiversidad
Una línea especialmente innovadora de RECICLAND ha sido el uso de residuos agrícolas para fomentar la biodiversidad funcional. Palets de madera, colmenas usadas o restos de poda se han convertido en refugios para insectos beneficiosos, hoteles de polinizadores y cajas nido instaladas en márgenes de cultivo.
Estas acciones se han complementado con la plantación de setos con especies autóctonas, utilizando el compost generado como soporte para mejorar la estructura del suelo y promover el control biológico por conservación. Además, se han desarrollado herramientas como la app PlantEN y la web DiseñEN para ayudar al agricultor a seleccionar y diseñar estos elementos ecológicos en sus propias fincas.
Apoyo técnico y herramientas digitales
El proyecto ha acompañado sus demostraciones con información técnica y económica detallada. Se han evaluado los costes operativos de cada práctica, permitiendo a los profesionales conocer el impacto real de su adopción y tomar decisiones fundamentadas.
Además, las herramientas digitales desarrolladas permiten planificar actuaciones de mejora ambiental directamente desde el móvil u ordenador, facilitando la integración de prácticas sostenibles en el manejo habitual del invernadero.
Un modelo integrador para avanzar hacia una horticultura circular
RECICLAND ha demostrado que es posible transformar los residuos agrarios en recursos útiles, a través de prácticas agronómicas bien diseñadas y una estrategia de transferencia cercana y participativa. Su impacto va más allá de los productos desarrollados: reside en el conocimiento generado, en la red de aprendizaje que ha creado y en la actitud activa que ha promovido entre los profesionales del sector.
Con una horticultura cada vez más exigente y sometida a retos ambientales crecientes, proyectos como RECICLAND marcan el camino hacia una gestión más inteligente, sostenible y conectada con el entorno. Su legado permanece en las soluciones aplicadas, los ensayos realizados y, sobre todo, en la transformación práctica del residuo en valor agronómico.
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