Cultivos
Agua ozonizada en riego reduce patógenos y refuerza la salud del cultivo
El agua ozonizada desinfecta sin químicos, reduce la obstrucción de goteros y mantiene un suelo equilibrado. Una alternativa sostenible para raíces más sanas y cultivos productivos

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La calidad del agua de riego es la primera barrera frente a patógenos radiculares como Fusarium o Phytophthora.
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La ozonización elimina hongos, bacterias y virus sin dejar residuos químicos, respetando la microbiota beneficiosa del suelo.
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El resultado: raíces más sanas, goteros limpios y una producción hortícola más sostenible.
30.07.2025 - INFOMERCIAL
Aunque no siempre se tenga en cuenta, el agua de riego puede ser un vector silencioso de enfermedades que comprometen la sanidad del cultivo desde la raíz. Patógenos como Fusarium, Pythium o Phytophthora pueden llegar al suelo a través del agua, provocando daños irreversibles en el sistema radicular y en la productividad.
La amenaza es invisible: aunque el agua parezca limpia, puede contener esporas fúngicas, bacterias o residuos orgánicos que alteran el equilibrio del suelo y favorecen la aparición de enfermedades. Una vez instaladas, las raíces se debilitan, las plantas detienen su desarrollo y, en muchos casos, se pierden completamente.
Ozonización del agua: tecnología sin residuos
En este contexto, la ozonización aplicada al agua de riego representa una solución técnica con alto valor añadido. El ozono actúa como un desinfectante eficaz que elimina hongos, bacterias y virus antes de que lleguen al suelo. A diferencia de otros métodos, no deja residuos, no requiere productos adicionales y no compromete la microbiota beneficiosa.
Gracias a estas propiedades, se convierte en una herramienta clave en la prevención de enfermedades del suelo, mejorando la calidad del riego y fortaleciendo el sistema radicular desde la base. El resultado es una mayor sanidad vegetal y un entorno de cultivo más equilibrado y sostenible.
Diferencias clave entre el agua tradicional y la ozonizada
El uso de agua ozonizada para riego supone una alternativa técnica frente al uso de agua convencional. La principal diferencia radica en la presencia de patógenos: mientras que el agua tradicional puede transportar hongos y bacterias perjudiciales, el agua ozonizada los elimina eficazmente, reduciendo el riesgo de infección desde el primer momento.
A diferencia del riego convencional, que suele requerir el uso adicional de fungicidas y desinfectantes, el agua tratada con ozono no necesita químicos complementarios. Esto no solo simplifica la gestión, sino que mejora el perfil ambiental de la explotación.
El impacto en el suelo también varía. El agua ozonizada respeta el equilibrio de la microbiota beneficiosa, mientras que el agua con residuos puede alterarla negativamente. Esta diferencia se traduce en un sistema radicular más sano y fuerte cuando se emplea agua ozonizada.
Otro punto crítico es la obstrucción de goteros. La acumulación de biocapas y sedimentos es habitual con agua convencional, pero se reduce drásticamente al aplicar ozono, lo que favorece un mantenimiento más sencillo y menos incidencias en el sistema.
Finalmente, desde la perspectiva de sostenibilidad, el agua ozonizada presenta una ventaja clara: el ozono se descompone en oxígeno, por lo que no deja residuos. Esto contrasta con los restos químicos que pueden encontrarse en el suelo y las plantas al utilizar agua tratada con productos convencionales.
Beneficios a largo plazo
Incorporar ozono al agua de riego eleva el estándar sanitario de la explotación, prolonga la vida útil de la instalación y refuerza el compromiso medioambiental de la horticultura moderna. Así, la desinfección sin residuos se convierte en un aliado estratégico tanto para la productividad como para la sostenibilidad del cultivo.