Tractor eléctrico para pequeñas explotaciones hortícolas
Un nuevo tractor eléctrico compacto, pensado para pequeñas granjas de hortalizas, flores y viveros, ofrece autonomía para una jornada de trabajo con menos ruido y sin emisiones, aunque su coste de inversión plantea dudas sobre su adopción masiva
Los tractores eléctricos empiezan a ser una opción real para pequeñas explotaciones hortícolas. Un nuevo modelo desarrollado en Estados Unidos, pensado específicamente para granjas de hortalizas, flor cortada y plantas de vivero, busca sustituir al diésel en tareas de cultivo, control mecánico de hierbas y fertilización, combinando una autonomía adecuada con una conducción silenciosa y de bajo mantenimiento.
El equipo está diseñado para trabajar una jornada de campo añadiendo baterías adicionales cuando es necesario, con recargas que pueden realizarse en el propio almacén o cobertizo de la explotación. El objetivo no es competir con grandes tractores de alta potencia, sino sustituir a los equipos pequeños que se utilizan cerca del invernadero o de la vivienda, donde el ruido, los humos y las maniobras en espacios reducidos son un problema habitual.
Ventajas en cultivos sensibles y entorno de trabajo
La estructura abierta y la buena visibilidad sobre la zona de trabajo permiten utilizar herramientas de cultivo y desherbado mecánico muy cerca de las líneas de plantas jóvenes, algo especialmente interesante en horticultura ecológica o de proximidad. La conducción silenciosa cambia también el entorno de trabajo: se reduce el ruido de motor, se perciben mejor los sonidos del cultivo y del apero y se evita la acumulación de gases en las zonas próximas al invernadero.
El mantenimiento se simplifica respecto a un tractor diésel convencional: menos piezas móviles, ausencia de filtros y sistemas de escape complejos y menos operaciones rutinarias. Para pequeñas explotaciones con recursos limitados, reducir averías y tiempos de parada puede ser tan importante como el ahorro en combustible.
Durante la temporada agrícola de 2025, distintos agricultores de pequeñas granjas han probado el modelo en condiciones reales. Entre los aspectos más valorados se encuentran la posibilidad de trabajar a primeras horas de la mañana o al atardecer con muy poco ruido y la sensación de mayor cercanía al cultivo al eliminar buena parte del sonido del motor.
Luces y sombras para el pequeño agricultor
El tractor ofrece un despeje suficiente y un espacio útil bajo el chasis que permite montar diferentes configuraciones de aperos orientados al control de hierbas, laboreo superficial y otras labores de cultivo en hileras. Esto lo hace especialmente interesante para pequeñas parcelas intensivas donde se combinan herramientas manuales y mecánicas.
El principal punto débil sigue siendo el coste de entrada. El precio de estos tractores compactos ronda los 19.500 dólares, una cifra elevada para muchas pequeñas explotaciones, que solo resulta asumible si se combinan ayudas públicas, financiación específica y un uso intensivo de la máquina. Además, la autonomía real dependerá siempre del tipo de labor, del terreno y del estado de las baterías.
También queda por ver cómo evolucionan el servicio técnico, la disponibilidad de recambios y la vida útil de las baterías en condiciones reales de trabajo agrícola, factores clave para que el pequeño agricultor confíe en dejar atrás el diésel.
Aun así, este tipo de soluciones marca una tendencia clara: la electrificación ya no se limita a grandes explotaciones o equipos de alta gama. Empieza a llegar a la escala donde trabaja buena parte de la horticultura profesional, ofreciendo una combinación de precisión, menor impacto ambiental y mejor calidad del entorno de trabajo, aunque con interrogantes todavía abiertos en coste y soporte a largo plazo.
Fuente: EcoInventos
