Cultivos en secano para recuperar las reservas hídricas
Este artículo es un extracto de la opinión publicada en elasombrario.com por Celsa Peiteado, Rafael Seiz, Felipe Fuentelsaz y Nylva Hiruelas, miembros de WWF-España, sobre las nuevas ideas de una agricultura en secano sin la dependencia absoluta del riego
05.11.2020 – OPINIÓN
En la producción agrícola, la disponibilidad de agua en calidad y cantidad, puede ser una limitante, y más aún riesgoso, es el incentivar diversos tipos de cultivos sin asegurar la disponibilidad de este preciado recurso en el mediano y largo plazo.
Actualmente, en España los cultivos de regadío consumen el 70% del agua dulce y existen zonas seriamente afectadas con un uso excesivo y desmesurado del recurso, como Doñana y Las Tablas de Daimiel. Es por ello que los cultivos de secano, se presentan como una opción sostenible para producir alimentos respetando el equilibrio de los ecosistemas, aliados en la lucha contra el cambio climático.
La utilización del riego en la agricultura, permite asegurar una base mínima de cosecha, además de poder incluir en las opciones cultivos que, sin el aporte necesario de agua, su producción no sería posible en ciertas zonas. Pero el punto neutral radica en que la cantidad de agua extraída para riego, ¿logra ser reabastecida por el sistema natural, sin afectar el correcto estado de ríos, acuíferos y humedales? Una pregunta que tal vez encuentra su respuesta al saber que el 45% de nuestros cauces y zonas húmedas y el 44% de nuestras reservas subterráneas están en mal estado por diferentes causas.
En España, el gran consumo de agua dulce para riego y el uso desmedido en algunos lugares de insumos agrícolas, sumado al crecimiento desmedido de establecimientos, en ciertas zonas sin autorización alguna, impacta negativamente en los sistemas productivos en secano como así también en zonas de interés ecológico para la flora y la fauna nativa. Tal es el caso del Mar Menor, donde la presencia en exceso de nutrientes ha afectado gravemente este humedal murciano.
Un claro ejemplo de los modelos productivos en secano, es el de la finca de Pistachos de Villamalea (Albacete), donde desde el Fondo Forestal Ibérico llevan más de una década produciendo frutos secos de calidad, certificados en agricultura ecológica y biodinámica, recuperando y conservando además la flora y la fauna local y donde toda la producción se basa en cultivos de secano.
La alimentación en valores de huella hídrica
Todo proceso relacionado con la obtención de alimentos, lleva consigo un consumo de agua determinado, lo cual se conoce como huella hídrica. Si tenemos en cuenta la huella que causan algunos de los alimentos más conocidos según la Red de la Huella Hídrica (Water Footprint Network), tal vez nos sorprendamos al ver que un kilo de tomates le cuesta al sistema unos 214 litros de agua, un kilo de lechuga requerirá 237 litros, mientras que un litro de leche llevará 1.000 litros de agua y un kilo de ternera elevará la cuenta hasta 15.000 litros.
En el total de los valores calculados, al incluir el agua utilizada para la obtención de alimentos y el agua contaminada en el proceso total, permite visualizar el impacto que con nuestra dieta dejamos en ríos y acuíferos. Por lo tanto, cuanto mayor es el consumo de alimentos de origen animal, mayor es el agua que se requiere para nuestra alimentación.
Es por este motivo que han surgido diversas respuestas a la dieta actual de las personas (alta en alimentos de origen animal, azúcares y productos procesados), donde se observa que, al incluir nuevas opciones más sostenibles, que siga incluyendo carne, disminuye la huella hídrica hasta un 35%, lo cual además de ser una dieta más sana para las personas, lo es para nuestro planeta al reducir el consumo de agua.
En conclusión, una dieta sostenible, con más fruta y verdura, menos alimentos procesados o de origen animal, apostando por productos locales y de temporada, junto con el freno al malgasto de alimentos, cuidará de nuestra salud y también la de los ríos, acuíferos y la biodiversidad que en ellos habitan.