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Los efectos de la pandemia en la seguridad alimentaria

Los efectos de la pandemia en la seguridad alimentaria

En el mundo sobran alimentos para un mercado agroalimentario con una demanda rota por el aumento del desempleo, por el proteccionismo de las economías avanzadas y por el colapso de las cadenas de suministro

 

17.09.2020 – APUNTES
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) define la seguridad alimentaria como el acceso físico, social y económico de todas las personas, en todo momento a los alimentos suficientes, seguros y nutritivos para satisfacer sus necesidades dietéticas y preferencias alimentarias para una vida activa y saludable. (FAO, 1996).

En una encuesta realizada en tiempos de pandemia por el especialista en comercio hortofrutícola Mariano Winograd en Argentina, más de la mitad de los participantes afirman que las ventas superaron o al menos igualaron al año 2019, superando ampliamente a quienes respondieron haber vendido menos, evidenciando la hipótesis de que pandemia y cuarentena no afectaron sino incluso beneficiaron las ventas de frutas y hortalizas.

Esta reveladora encuesta, ha sido realizada con la opinión de productores, mayoristas y minoristas dedicados al abastecimiento alimentario urbano.

Traduciendo las cantidades a productos y debido a su mayor capacidad de conservación en los hogares, quien lleva el primer puesto es la patata entre los productos con mayor incremento de consumo al igual que los cítricos; estos últimos, además, aumentaron su consumo debido al aporte vitamínico que generan en la salud de las personas y muy recomendado por especialistas para mantener el sistema inmune lo más protegido posible.

Entonces, ¿de qué deberíamos preocuparnos?
Sin lugar a dudas, el Covid-19 está cambiando el comportamiento del consumidor en todo el mundo y probablemente seguirá teniendo una influencia incluso cuando la pandemia ceda, ya que el nivel de desempleo aumenta y los ahorros de la gente se van agotando.

Según el empresario mexicano Darinel Herrera en su artículo de opinión “La crisis de seguridad alimentaria: ¿La próxima gran pandemia?“, el origen de la falta de alimentos se explicaría de la siguiente manera: si bien la frase “falta de alimentos” nos puede dar la idea de que en el mundo están escaseando los mismos, lo que sucede realmente es todo lo contrario. De hecho, los datos estadísticos indican que 2020 ha sido un año de abundantes cosechas en general a nivel global. Pero la crisis alimentaria a la cual nos referimos, es porque sobrarán alimentos para un mercado agroalimentario con una demanda rota debido al aumento del desempleo, proteccionismo de las economías avanzadas y por el colapso de las cadenas de suministro.

Para entender los efectos negativos que está generando la pandemia actual en la disponibilidad mundial de alimentos, podemos dividirla en dos:

Por un lado, se ha roto la oferta. Los agricultores, los distribuidores principalmente de productos perecederos (frutas y verduras) están reduciendo la producción a medida que sus principales clientes (hoteles, restaurantes, escuelas y aeropuertos) han tenido que parar o reducir sus operaciones.

Esto está provocando producciones excedentes, que arruinan a los productores ya que no encuentran a sus habituales compradores.

El dilema está, en cómo asegurar en 2021 se plante lo mismo que en 2020. De tal forma que haya comida el próximo año. Si no ayudamos en este momento a los productores, estos no van a tener liquidez para plantar sus próximas cosechas, y entonces sí, estaremos bajo un grave problema de escasez de alimentos. Asegura, Máximo Torero – Jefe del Departamento de Desarrollo de Económico y Social de la Agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación FAO.

Por otro lado, los consumidores. Los hogares pobres y desempleados se están quedando sin dinero, lo que les impide acceder a la compra de mercancías, incluso cuando los productos están disponibles en las góndolas de supermercados.

Este fenómeno, visto desde el interior de los países en vías de desarrollo es todavía peor, porque además de los ciudadanos, los que se están quedando sin dinero son los importadores. Quienes son los encargados de llevar los alimentos a las tiendas y a los mercados, hasta que finalmente estos llegan a nuestra mesa.

La falta de dinero por parte de importadores, se debe principalmente a la caída del precio internacional del petróleo y la subida de los alimentos básicos como trigo y arroz debido a la especulación y el proteccionismo de los principales países productores y de los importadores más ricos.

La sostenibilidad alimentaria es quizás uno de los puntos más sensibles e importantes de la agenda de desarrollo sostenible 2030, publicada por la Organización de la Naciones Unidas (ONU). Una problemática global a la que no le hemos dado la importancia que merece.

América Latina y el Caribe (ALC), como principales regiones exportadoras que son, cumplen un rol central a nivel mundial en cuanto a la seguridad alimentaria y la sostenibilidad. Por ende, las acciones que se tomen en la región en lo que respecta a estos dos temas afecta no sólo a sus países miembros, sino a nivel mundial, asegura Eugenio Díaz-Bonilla, Jefe del Programa de Latinoamérica y el Caribe del IFPRI.

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