La revolución tecnológica y agro productiva de Almería
La agricultura almeriense representa hoy en día un modelo productivo conocido en todo el mundo por su alta eficiencia productiva
25.08.2022 – PUBLICACIONES
El siguiente capítulo del libro “Tecnología Hortícola Mediterránea: Evolución y Futuro” ha sido redactado por los especialistas Francisco Camacho Ferre, del Departamento de Agronomía de la Universidad de Almería, y Luis J. Belmonte Ureña, del Departamento de Economía y Empresa de la Universidad de Almería. En él, se detallan los cambios tecnológicos ocurridos en la agricultura almeriense y que representan, hoy en día, un modelo productivo conocido en todo el mundo por su alta eficiencia productiva.
Cualquier persona que pase actualmente por la provincia de Almería y sin conocer la historia, pensaría que la gran cantidad de construcciones para la producción agrícola allí presentes llevan decena de años o que están desde siempre.
Si vamos al caso, antes de 1960 la palabra “invernadero” podía sonar bastante extraña para la época. Según antecedentes recopilados, el primer invernadero, propiamente dicho, se construyó en el año 1963 y desde ese momento, la revolución tecnológica no ha dejado de crecer.
Inicialmente, la provincia de Almería, basaba su producción agrícola en parrales de vid y cítricos, algo que, dentro de todo, parecía funcionar para lo que las condiciones edafoclimáticas de la zona, pueden ofrecer. A continuación, se explican brevemente aquellas técnicas que cambiaron el paradigma productivo.
El arenado
El puntapié inicial de todas las nuevas técnicas que fueron surgiendo, fue el descubrimiento del arenado, algo que cambió para siempre la forma de plantear el manejo de los cultivos.
Esta nueva manera de preparar el suelo, consistía en colocar sobre el suelo original, una capa de estiércol de unos 8.10 mm de espesor, y por encima, la capa de arena de 8-10 cm de espesor.
Entre las ventajas de esta nueva técnica, podemos decir que, físicamente, la arena transmite muy rápido los cambios de temperatura presentes en el ambiente, lo que ayuda, en el caso de las raíces, a mantener una buena temperatura del suelo en el verano, principalmente. Por otra parte, el uso de la arena permite una mejor disolución de los elementos en el agua del suelo.
El acolchado
Esta técnica, surgida como necesidad de seguir mejorando las condiciones del cultivo, protege al suelo de la pérdida de agua por evaporación, mediante el recubrimiento de la superficie de este con diversos materiales, como pueden ser restos de cultivos, malezas, papel, plástico, etc.
Otra ventaja, no menos importante, es el gran control que el acolchado tiene sobre el desarrollo de las malas hierbas, sofocándolas como consecuencia de las altas temperaturas que se originan inmediatamente bajo el mismo. Lee también: El buen uso de acolchados plásticos en la agricultura intensiva.
Los túneles de semiforzado
Siguiendo con las mejoras, quienes se dedicaban a investigar y trabajar en la agricultura, descubrieron que se podía aún seguir mejorando las condiciones de crecimiento de los cultivos. Este es el caso de los túneles de semiforzado o microtúneles, estructuras simples y superligeras de alambre de 1,5 – 2,0 mm de diámetro recubiertas con plástico de poco grosor.
El objetivo de esta construcción, es mejorar las condiciones ambientales en la periferia de la planta, aumentando la precocidad del cultivo en primavera, y protegiendo al cultivo del frío (en estadios iniciales) durante el invierno.
Invernadero
Finalmente, podemos decir que todas las técnicas anteriormente descritas, actualmente se utilizan dentro de una superestructura conocida como invernadero o abrigo.
Desde un punto de vista agronómico, se define al invernadero “como la superficie cubierta artificialmente con plástico de polietileno y que permite desarrollarse a los cultivos a lo largo de todo su ciclo vegetativo”.
El invernadero tiene por objeto principal la producción fuera de época de productos hortofrutícolas, convirtiéndose en un instrumento de trabajo que permite controlar eficazmente la cantidad y la calidad de lo cosechado.
En la región de Almería, existen varios tipos de invernaderos como, por ejemplo: el tipo parral o Almeriense, capilla, raspa y amagado, etc. Lee también: Control climático en invernaderos.
Entre las principales ventajas que esta estructura ofrece, podemos destacar las siguientes:
– Precocidad en las cosechas, como consecuencia de disminuir al mínimo su ciclo vegetativo por tener condiciones climáticas más adecuadas que en el exterior.
– Aumento del rendimiento debido a una mayor producción, que llega a ser de tres a cinco veces superior a la de la calle, como consecuencia de que las plantas no sufren inclemencias directas.
– Posibilidades de obtener cosechas fuera de época.
– Frutos de mayor calidad debido al mejor control de plagas y enfermedades.
– Ahorro de agua, ya que la evaporación es mínima.
El riego localizado de alta frecuencia
Todas las estructuras y sistemas explicados anteriormente, no tendrían tanto sentido sin la utilización de un sistema de fertirriego por goteo.
El riego localizado permite mantener el agua en la zona radicular en las condiciones de utilización más favorables para la planta, aplicando el agua gota a gota. De esta forma el agua es conducida por medio de conductos cerrados desde el punto de toma hasta la misma planta, a la que se aplica por medio de dispositivos que se conocen con el nombre de goteadores, goteros o emisores, los cuales pueden ir enterrados en los primeros centímetros de suelo, o sobre la superficie y cercanos al tallo principal de la planta. Lee también: El arte del riego.
Conclusiones del modelo productivo
La aplicación correcta y de forma combinada de todas las técnicas disponibles, hacen de la agricultura almeriense, un ejemplo de innovación y superación constante, y no solo en las técnicas de producción, sino también en el control biológico de plagas y enfermedades, gestión de residuos y economía circular, nutrición de cultivos, entre otras.
Una planta es luz, agua con sales y temperatura, cuanto más adecuadamente (utilizando medios de producción artificiales) le suministremos estos elementos, obtendremos los mayores rendimientos frutícolas de un vegetal.
Para leer el artículo completo, ACCEDE AQUÍ al libro «Tecnología Hortícola Mediterránea: Evolución y Futuro».
Imagen principal
Invernadero experimental en Almería con cultivo de tomate Cherry
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